la tira mostradores

El peor oso que he hecho en toda mi vida, fue una vez que salí con mi galán al centro comercial. Todo iba de maravilla hasta que entramos a una tienda de cosméticos y se me ocurrió tratar de bajar un gloss que estaba en la parte más alta del mostrador. Como no alcanzaba, le dije a mi novio que me cargara; él no dudó en hacerlo, así que pusimos manos a la obra. De pronto, por jalar demasiado fuerte, el mostrador se vino abajo y yo caí encima de mi novio y ¡el mostrador sobre los dos! Toda la gente se nos quedaba viendo, sin contar con que en ese momento iba pasando mi peor enemiga y, cuando empecé a escuchar sus burlas, me levanté megarroja y todavía le grité a mi novio: “Ya ves, por tu culpa”. El pobre se me quedó viendo horrible y yo me fui llorando a mi casa y lo dejé con todo el problema encima. Por si fuera poco, dos horas después de la tragedia, me habló por teléfono para darme el cortón definitivo, ¡auch!
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