la despistada

Todo parecía indicar que sería un día normal en clase de educación física; como siempre, nos pusieron a correr alrededor de la cancha para calentar, la única diferencia era que yo traía unos pants que me quedaban un poquito grandes, con mi cartera en una de las bolsas. Empezamos a correr y como yo llevaba la delantera estaba superfeliz, en ese momento sentí una brisa rara en mis piernas y noté que mis compañeros se estaban riendo, pero yo seguí corriendo como si nada, hasta que me tropecé con mis pants y caí de boca. Lo peor es que el niño que me fascina me ayudó a levantarme y me dijo: “¡es negra, tu tanga es negra!”. ¡Fue horrible!
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